viernes, agosto 03, 2007

A mí me gustan los pancakes con mantequilla y sirope.

¡Yo me quiero ganar un chance como el primito de Marisol! Ay`ombe, cómo sería de bueno eso de contar con plata de un momento a otro... pagaría la deuda del carrito o no, mejor abonaría al crédito de la casa y así el sueldo me quedaría libre y podría pagar la deuda del carrito y seguir saliendo y comiendo afuera y podría ir a cine y alquilar películas y comprar por fin el último Harry Potter... ay qué bueno, pero ni siquiera sé jugar chance. Esos viajes a la tienda a comprar leche no me enseñaron nada, ni a llenar cheques ni a hacer chance ni a coger bus, qué problema.

No sé nada de lo que se necesita para vivir afuera, pero distingo muy bien a las personas mantequillas de las personas sirope: las primeras se la pasan por la vida queriendo ser de todo, creyéndose de todo, untándose de todo, pero nunca llegan al fondo de nada, ni de lo que hay, ni de lo que pueden llegar a ser. Escriben, claro, pero por ahí por encimita, sin meterle tripa al cuento. Pintan, claro, pero por ahí por encimita, sin meterle alma al cuento. Viven, claro, pues respiran y tienen sangre que sube y baja con un corazón que diastola y sistola (perdón puristas). Las personas mantequilla se deslizan sobre todo y creen que son todo. En cambio las sirope, esas son mis favoritas, van por la vida entrapándose, tal vez ni escriban ni pinten, pero empapan todo de sí mismas, le meten la tripa hasta a una parqueada del carro y el alma la ponen hasta en una aspirada al cigarrillo. Y cuando escriben y pintan, ¡qué se tenga el mundo! Y viven... ay jueputa, cómo viven (perdón otra vez señores puristas). Ay, cómo amo la gente sirope de mi vida, de la vida.

Apuesto a que los sirope sí sabrían hacer chance

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sirope o mantequilla... he ahí el dilema... porque siempre es que el dulcecito alegra el alma y hace que quede ese saborcito que te roba las sonrisas... un dulce sabor de vida que entrega las existencias y que contagia el alma de estas fotografías mentales y del alma.

Un abrazo,

alguien sirope, porque la mantequilla le hace daño.

Ana Lucía Cárdenas dijo...

Hola querida

Me vine a ver qué era eso de ser sirope, una nunca sabe que sea un insulto, que aunque pudiera ser bien ganado, cambia un poquito las cosas, pero sí, soy de lo más sirope, sirope hasta las tripas, tanto que la puedo ir es cagando con eso de ser tan politicamente incorrecta, y no es con ironía que lo digo, si yo sé que a veces es bueno ser políticamente correcta (más exacatamente, no tan politicamente incorrecta), sobretodo cuando yo soy, sobre muchas cosas, un ser político, pero en fín, me trae por estos lares cibernéticos el deseo de decirte que agradezco tu comentario en Lo Profano, y que es un verdero placer estar linkiada en tu Ojo de Pez... ¡salud! porque nos sigamos espiando las vidas...