He hecho de mi vida una película de ficción – y no una muy taquillera. No sé. Los personajes que la habitan fueron construidos por mí, todos. La pareja perfecta, la hija que aún no ha nacido, el amor que se fue una y otra vez – encarnado en la pareja perfecta, en la no tan perfecta, en la imperfecta del todo y así hasta llegar al primero de los amores. ¿Amores?
En el fondo aún no entiendo la trama ni la subtrama. No sé hacia dónde va, cuál es el siguiente punto de giro. No sé reconocer a las personas, distinguirlas de los personajes. No sé o no quiero hacerlo, aunque cada una de ellas, en su debido momento, ha matado, asesinado a sangre fría al personaje que encarna. La sangre del último asesinato todavía está fresca; aún lo resiento, cada mañana, cada segundo. Tengo que mejorar el proceso de casting o dejar de construir personajes. Quizás sea mejor que la hija, el hijo, que no ha nacido, que no se ha concebido, nunca lo haga, así el personaje no entrará en la historia y ninguna actriz, ningún actor, podrá matarlo al tratar de encarnarlo. Aún está por verse.
Pero primero tengo que descubrir la trama, para saber qué paso dar, hacia dónde ir.
sábado, julio 21, 2007
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